El poder y sus caras
Entrevista al Lic Germán Rothstein
No importa en qué lugar del planeta estén, prácticamente en todos sus rincones se viven tiempos de mucha incertidumbre, en medio de una guerra mediática impuesta por un sistema que avasalla la psiquis de las personas con falsas informaciones, crisis económicas y como si fuera poco - después de una larga lucha con una pandemia asesina- nos expone a guerras mundiales, que modifican de lleno, la endeble organización de nuestro mundo.
Y todo esto parece ser un buen motivo para consultar a un especialista en Psicología. Hoy entrevistamos al Lic. Germán Rothstein
-El poder detrás del poder, un poder que maneja desde las sombras nuestras mentes, emociones, necesidades y deseos ; el negocio de la guerra, guerras mediáticas masivas, la violencia en las redes y en las calles. ¿Estamos ante un sistema psicópata?
-El poder, posee caras ocultas y manifestaciones visibles.
Un poder que se ejerce desde estratos muy altos y poco visibles a los ojos de los habitantes, muestra a su vez algunas manifestaciones sobre las que se depositan las quejas cotidianas, caras visibles conformadoras de grietas, para entretener al pueblo.
Desde esos "poderosos mandos invisibles", se congenian grandes negocios expresados en guerras, muriendo miles de inocentes en "defensa de ideales y banderas".
Este "poder invisible" genera un efecto derrame sobre la sociedad, escuchándose repetidas expresiones que refieren a personas en estado de confusión, sintiendo que "hagan lo que hagan, no hay salida". Ante esto, el psiquismo da lugar a un mecanismo primitivo: la huida. Momentos de migraciones masivas, de diferentes franjas etarias, en busca de vivir con mayor tranquilidad.
¿Cuál es la mejor manera de ejercer el poder con inmediatez sobre millones de personas, sin que lo noten, y haciéndoles creer que eligen?
Internet y las redes sociales. Cada usuario cree fervientemente que está eligiendo, reforzándose su elección por informaciones acordes a sus ideales. A modo de un genio de cuentos que concede deseos, los logaritmos se convierten en hacedores de una realidad acorde a lo imaginado. Infinitas formas de ejercer el poder de manera invisible, un perpetuo sostén del status quo.
Si cada quien cree que posee la razón, en un contexto de grandes tensiones y confusiones a nivel social, político y económico, aparecerán como consecuencia variadas formas de violencia.
Haciendo visible lo invisible: un sistema de poder perverso, que transgrede todo tipo de reglas a cualquier costo, con el solo objetivo de seguir reproduciendo su poder.
-¿Si el sistema se sostiene con mentiras entonces vivimos en una irrealidad?
-La realidad social se construye a partir de discursos, jugándose partidas de ajedrez discursivas.
Cuando algún sector de poder se siente en jaque, intenta un golpe de efecto discursivo, generando una gran conmoción, llevando a tal confusión social que comienza a dudarse del principio de realidad. ¿Esto será real o algo inventado? ¿Es verdad o mentira?
-¿Cómo afecta todo esto al equilibrio emocional y psicológico? ¿Favorece la aparición de enfermedades? ¿Podemos perdernos en este gran "ruido" que nos rodea?
-Si se pone en jaque el principio de realidad a nivel social, el impacto en la subjetividad es de alto grado. Confusión, agotamiento mental y corporal, desborde emocional, agudización de síntomas de diversas patologías de base.
Ruido que no cesa, medios de comunicación que ensordecen con avalancha de información: personas que sufren, se desorientan, están agobiadas.
-¿Se puede encontrar una salida saludable cuando el sistema está enfermo? ¿Cuáles son esas salidas?
-Una de las maneras de alterar la percepción y la comprensión, es la sobrecarga de ruido e información. A modo de una guerra discursiva, la mano invisible del sistema de poder necesita contenidos que apabullen, conmuevan y asusten.
Una población en estado de alteración emocional constante, pierde la posibilidad de darse el tiempo de espera psíquico para poder pensar.
Por lo tanto, una forma de comenzar a fisurar este sistema perverso, es permitirse frenar para reflexionar y cuestionar esos discursos reinantes.
Interrogarse a uno mismo, sin dejarse invadir ni arrasar por un mundo complicado.
Leer, formarse y adquirir herramientas internas para construirse día a día en un libre pensador.
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