Conocí el
Software Libre a los 12 años. A medida que fui creciendo y me fui metiendo cada
vez más en la filosofía que lo rige, me fui dando cuenta que la libertad del
software no podía ser otra sino parte de una lucha integral por la libertad del
conocimiento y con ello, de la información, y con ello, de las personas.
Una lucha que por
lógica debía trascender a la informática y ser una lucha política.
A mis 13 años vi
al país descomponerse en represión y crisis económica por primera vez y a los
15 vi a EEUU y los países de Europa destruir ciudades enteras con bombas
basándose en mentiras y excusas, para apoderarse de su petróleo.
A los 18 años, al
arrancar mi primera cursada en una carrera universitaria comencé mi militancia
política, siempre en la izquierda. Entendiendo que la lucha debía ser contra el
capitalismo apropiador de todo y contra el imperialismo que oprime a nuestros
pueblos a sangre y fuego.
A mis 19 años fui
perseguido y casi expulsado de la UTN de Mar del Plata por intentar conformar
un centro de estudiantes que luchara por el software libre e intenté armar un
grupo tecnológico-político y de hacking por fuera de esa institución. La UTN se
perdió de recibir en sus instalaciones a Richard Stallman, fundador del
movimiento de Software Libre por el miedo que tuvieron a que un puñado de
estudiantes se organicen y puedan llegar a hacerle una crítica a sus
funcionarios.
Un año después,
en 2010, conocí la lucha de Julian Assange. Eran mis 22 años y estaba viviendo
solo por primera vez, cuando entré a Wikileaks y ví el video Collateral Murder,
donde se mostraba crudamente cómo un comando aéreo de EEUU, bajo supervisión y
autorización directa de las fuerzas de ese país, masacraba en Bagdad, a
civiles, disparando desde helicópteros a un grupo de gente, incluído niños que
estaban dentro de una furgoneta, y asesinando entre todos ellos a dos
periodistas, que luego fueron dados por desaparecidos durante años,
ocultándole, el gobierno de EEUU, información a sus familiares.
La atrocidad
mostrada crudamente. EEUU ya no era impune ante los ojos del mundo.
Wikileks se
esgrimía como una herramienta para "Abrir los gobiernos". Intentaba
precisamente, que la información esté en manos del pueblo, para posibilitar la
lucha y la transformación política. Saber la verdad para cambiarla, como venía
entendiendo.
El trabajo de
Julian Assange con sus colaboradores y "filtradores" de todo el mundo, hizo
posible sacar a la luz los crímenes de guerra de EEUU en Irak y Afganistán, así
como descubrió un entramado de espionaje internacional en manos de EEUU, a
embajadas, instituciones y gobernantes de todo el mundo.
Julian desde ese
entonces se convirtió para mí en un héroe, en un ícono, en un ejemplo a seguir.
Ahora que podemos acceder a la verdad de los gobiernos, ahora que tenemos el
poder del acceso a la información, pensaba yo, seremos muchos Julian, seremos
miles de voces, cambiaremos el mundo.
Pero a medida que
crecía la notoriedad e influencia pública de Julian, también crecía la
persecusión internacional hacia él. Ya no lo veía a Julian en los medios,
mostrando libremente sus publicaciones y artículos periodísticos sino estando
prófugo, viendo cómo escapar de una INjusticia que obraba a favor de EEUU, que
de la mano de Inglaterra, y luego Suecia, perseguía a alguien por solo mostrar
una realidad que el imperialismo escondía bajo la alfombra: que las guerras de
EEUU y las potencias de la OTAN siempre se basaron en mentiras e implicaron el
genocidio de pueblos débiles en lo militar pero llenos de recursos.
La persecusión
que Julian comenzó a sufrir en 2010 significó para mí una profundización de la
persecusión hacia mis ideas. Aquellas que no había podido instalar en la
universidad, parecía que tampoco podían aplicarse al resto del mundo.
Intenté no bajar
los brazos. Colaboré como pude. Supe de la persecusión hacia todo Wikileaks y
de cómo las tarjetas de crédito les habían cancelado el pago de su sistema de
hosting, cómo estaban intentando borrarlos de Internet. Colaboré con espacio en
línea como hicieron muchos otros.
Estuve a partir
de ese año y por algunos más, dando charlas sobre software y conocimiento
libre, mencionando siempre la historia de Julian y su situación actual, lo
importante de su liberación.
En diciembre de
2010 Julian se entregó diciendo que confiaba en la justicia británica. Recuerdo
haberle preguntado en mi cabeza "Qué hiciste Julian!", aunque entendí su
hartazgo y su necesidad de creer un poco en la humanidad.
De ahí en adelante
fue todo un martirio para él y para todos los que lo seguimos. Causas armadas,
encarcelamientos deliberados, pedidos de extradición. En 2012 pidió asilo en la
embajada de Ecuador en Londres que le fue respetada hasta el cambio de gobierno
que implicó que lo arranquen de la sede diplomática como a un animal en 2018,
contraviniendo convenciones internacionales, cuando el perro traidor de Lenin
Moreno lo cambió por préstamo con el FMI, ese organismo que sirve como arma de
guerra de EEUU. para hundir nuestras economías.
De ahí en
adelante estuvo recluído en la prisión Belmarsh, la guantánamo de Inglaterra,
en una celda de 2 metros por 3, aislado 23 hs por día. Y con él estuvieron
encerradas mis esperanzas de cambio, de un mundo mejor. De una lucha real por
la libertad de información. Del uso de la informática como herramienta de
transformación política.
Debo decir que
tuve muy pocas esperanzas en que Julian alguna vez fuera a ser libre. Incluso
pensaba que las protestas y manifestaciones por su liberación, no tenían la
fuerza suficiente para lograr su cometido.
Quizás el Julian
que yo tomé de ejemplo, pensaba, no vea nunca la libertad. Quizás él sea de
otro mundo o de otra época. Demasiado avanzado para este siglo, para estas
sociedades. ¡Pero así es como debe ser todo humano! Debe buscar trascender
cambiando la realidad para mejor. Haciendo que su paso por este mundo no pase
desapercibido.
Si un día
tengo un hijo, pensaba, le pondré Julián, en honor a Julian.
Apenas arrancado
este año supe que voy a ser papá. Julián, mi hijo, nacerá en noviembre. Por
momentos pensaba si el nombre que había elegido no tenía una connotación
demasiado fuerte por ser el nombre de alguien que perdió totalmente su libertad
y que probablemente muriera tras las rejas. Pero enseguida pensaba No. Julian
es más que eso. Eso quieren que sientamos, que lo veamos como alguien
encerrado, a punto de morir. Julian es valentía, es libertad, es la fuerza
vital que lo mantuvo en pie bajo las condiciones inhumanas en que lo tuvieron.
Hace apenas 1 día
Julian salió imprevistamente de la cárcel habiendo llegado a un acuerdo con
EEUU para admitir su culpabilidad por "conspiración para obtener y difundir
información" y hace algunos minutos acabo de leer que POR FÍN A JULIAN SE LE
CONCEDIÓ LA LIBERTAD DEFINITIVA.
Llegó ese día. Es
mundo es un poquito menos feo y una pizca más justo. Nuestro héroe respira
libre. Y no puedo evitar creer que algo tiene que ver con este Julián que está
viniendo al mundo. Quizás a batallar como uno más de nosotros. O al menos a
mostrar que por más que apresen a un Julian, nacerán y naceremos siempre más
Julian, Julián, Julianas y Julianes alrededor del mundo.
Y si algo me
queda de estos amargos años es que no debo dejar nunca que el poder nos
amedrente, nos logre angustiar, nos apacigüe. Estuve 14 años bastante descreído
de todo. Hoy entiendo que sin la lucha de miles de personas alrededor del
mundo, no hubiera sido posible su liberación. Hubiera sido olvidado.
Todas esas
personas con pancartas, con carteles, con sus fotos. Esa pintura de Dani que
dio la vuelta al mundo. Esa mención a él que se pudo hacer en cada charla. Todo
sirvió para mantener vivo su espíritu y que hoy por fín pueda caminar en
libertad.
Pero esa lucha no
termina hoy. Julian assange fue perseguido injustamente por 14 años y privado
de su libertad la mayor parte de ese tiempo. Estuvo 1901 días recluído en una
prisión de máxima seguridad. EEUU debería pagar por lo que hizo.Y no solo por
lo que hizo a Julian, sino por los crímenes de guerra que Wikileaks, con Julian
Assange y cientos de informantes alrededor del mundo expusieron mendiante esta
plataforma. Los crímenes que EEUU cometió y por los que nunca fue juzgado sino
que al contrario jugó a ser juez y verdugo con la complicidad de múltiples estados
europeos y hasta, lamentablemente, un estado latinoamericano.
No debemos
permitir que ni él ni nadie vuelva a ser perseguido por divulgar la verdad, por
ejercer el periodismo. Se debe dejar de criminalizar a la verdad y naturalizar
los crímenes de guerra. Los estados criminales deben pagar por sus genocidios.
Como Israel tendrá que pagar por lo que está haciendo ahora en Palestina.
No debemos
permitir NUNCA MÁS que la angustia nos paralice y la desesperanza nos quite la
fé.
Somos más que los
poderosos. Y mientras podamos gritar y hacer ruido tenemos la obligación de
hacerlo. Nunca más callar ni quedarnos sentados porque SIEMPRE hay más cosas
que podemos hacer.
Para Julian, de Cristian, por Julián.