De Superhéroes y realidades no elegidas

10.09.2023

Por Lic German Rothstein 

"Hay que inyectarse cada día de fantasía, para no morir de realidad". 
 Ray Bradbury


El devenir de la vida arrastra a una persona a ser tomada por la realidad, sin que pueda evitar un fuerte impacto en su mundo interior, con el consecuente dolor. 

Situaciones no buscadas ni deseadas atrapan, pareciendo que se forma parte de una película en la que no se elige participar. Y de un momento a otro, ¡se tiene el puesto de actor principal!
Sentirse "asfixiado y ahogado" por una tristeza y angustia que se debate por surgir, instantes en que la realidad se torna insoportable, pareciendo que la esperanza se apaga.

A lo lejos en el recuerdo, se escuchan agradables sonidos que elevan su volumen.

Y de pronto resuenan esas expresiones mágicas de algunos niños escuchadas en el consultorio: "Germán, dale ahora juguemos a que puedo (volar, no tener miedo a la oscuridad, ser gigante y tener súper fuerza!)", transformándose por un rato en superhéroes con grandes poderes. Estas expresiones coloridas llenas de juego y fantasía, les permiten enfrentar y derrotar esos monstruos tan temidos, haciendo frente a una realidad cruel que los atraviesa pero que no eligieron vivir.

Parafraseando a Chespirito: "no es héroe el que carece de miedo, lo es quien lo siente, lo enfrenta y lo supera".
De esta manera, al crecer y llegar a la adultez, diversas situaciones cotidianas no dependerán del propio control, elevando la carga emocional y generando estrés. Un mundo exterior abruma e invade, siendo demasiada la presión.

Pero existen espacios que contribuyen a la salud, dando lugar a la expresión del deseo, desde el arte y la fantasía.


HR: ¿ Cómo mantener vivos esos espacios que muchas veces dejamos olvidados en algún rincón de nosotros mismos y que pueden ayudarnos a mantenernos vivos también?

GR: El mundo con su vertiginosidad, arrastra a los individuos a un "hacer casi automático" de sus rutinas.

Esto tiene un doble efecto, por una parte se atiende cada vez menos el mundo interno, y por otra se genera una vorágine de emociones que no se ligan a las palabras, ya que para poder nombrar aquello que se siente, hay que primero mirarse a uno mismo.

Si lo antedicho se sostiene constantemente, la persona comenzará a hacer síntomas, enfermándose.

En la actualidad, suena casi imposible tener momentos para aburrirse, pero eso que se siente poco entretenido y vacío, es importante. Permitirse hacer un alto, frenar las cadenas de pensamientos, dándose un tiempo de espera interno, de re conexión.

Se habilitan así espacios artísticos y terapéuticos, de encuentro con otros y con uno mismo, donde las expresiones se articulan artesanalmente con el deseo y las emociones.

Hacer marca con la tinta de la esencia, dibujando una y otra vez lo singular, sosteniendo la propia diferencia.

HR:¿Cómo ponerle límites a la realidad cuando nos afecta? ¿Cómo hallar el equilibrio para no perdernos en la fantasía?

GR: La realidad externa cada día se siente más violenta e invasiva, filtrándose por diferentes intersticios perceptivos.

En un primer momento, se intenta "no escuchar, o escuchar diferente" aquello que invade.

Pero si esto no es posible, el psiquismo presenta otros recursos. Uno de ellos, es recurrir al fantaseo, proceso mental producido por la imaginación, en oposición a las imágenes perceptivas.

Desde la fantasía, se recrea lúdicamente la realidad, se la transforma desde la imaginación, para intentar alcanzar placer. Se arma un guion imaginario, intentando el sujeto realizar un deseo.

Cuando es excesivo el "refugio en la fantasía", se corre el riesgo de inhibición en los vínculos y las actividades del mundo exterior, pudiendo quedar atrapado en un "estado de ensoñación".

Al "caerse del ensueño", el impacto de la cruel realidad se potencia, por la renuncia al placer de la fantasía.

De esta manera, puede pensarse el fantaseo como un sano recurso a utilizar de manera equilibrada, como un rescate de la realidad, y no como algo constante.

HR: El sistema crea individuos que consumen y que son consumidos, que se automatizan, que se deshumanizan, es posible conservar nuestra esencia frente a todo el flujo de acontecimientos que nos avasallan a diario desde distintos frentes?

GR: El consumo es una espiral lanzada al infinito, a modo de una gran máquina de borrar subjetividades.

Pero en medio de sus fisuras, hace acto de presencia "la esencia", palabra tan valiosa y poco nombrada en este siglo.

HR: Desde el punto de vista humano, ¿tiene acaso alguna importancia el Arte en el mundo de hoy?

GR: Es propio del ser humano, frente a situaciones de crisis, intentar re escribirse.

No olvidar que aquello que se borra, deja espacio en blanco en las páginas de la historia para volver a escribir.

Los "lápices" se encuentran en espacios artísticos, y de pensamiento reflexivo (psicológicos y filosóficos).

Hacer marca con la tinta de la esencia, dibujando una y otra vez lo singular, sosteniendo la propia diferencia.

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